MARÍA MENÉNDEZ SANTAMARINA Futura presidenta del Club Rotario

«Los pequeños esfuerzos para ayudar al resto son gratificantes»

«En la capilla de San Esteban del Mar necesitábamos el consenso del Ayuntamiento y los Jesuitas; es un proyecto encaminado»

María Menéndez Santamarina (Gijón, 1968), ingeniera en TSK, asumirá el 6 de julio la presidencia del Club Rotario de Gijón en la ceremonia de intercambio de collares que celebra anualmente la organización. Aunque «un poco nerviosa», enfrenta este desafío con ganas de seguir expandiendo la labor solidaria del colectivo. Uno de sus objetivos es visibilizar la actividad de los rotarios en la ciudad. El proyecto de rehabilitación de la capilla de San Esteban del Mar sobresale como una de las tareas que más ilusión genera entre sus miembros.

En tres semanas asumirá los máximos galones en el Club Rotario. ¿Cómo afronta esta etapa que se abre?
–Con muchas ganas y con un gran peso. La encaro con un equipo detrás y unos compañeros que me han elegido, aunque también estoy con algo de nervios. La presidencia se vota entre nosotros intentando que el presidente sea alguien al que todavía no le ha tocado.
–¿Cómo surge su relación con los rotarios?
–Empecé con el club hace unos seis años. Unos amigos, ambos rotarios, fueron los que me animaron, pero ya conocía al club desde antes. Mis padres colaboraban en las cenas benéficas que se organizaban. Siempre es gente conocida la que te transmite el espíritu rotario, que se basa en participar y ayudar a los demás.
–¿En qué se nota la labor rotaria en la ciudad?
–Es un club que empezó su actividad aquí en 1926 y que tiene la medalla de plata de Gijón. Consigue ayudar en todos los ámbitos de la ciudad. Estamos abiertos a propuestas de asociaciones o grupos de personas que no logren realizar sus proyectos a través de otra vía. Siempre estamos dispuestos a intentar hacer el bien.
–Cada presidente permanece en el cargo durante un año exacto. ¿Eso es positivo para desarrollar un proyecto?
–Te hace reflexionar y salir de tu zona de confort. Somos un grupo muy homogéneo en el que estamos implicados. Muchos asistimos a las reuniones, compartimos los mismos objetivos y estamos al corriente de lo que hacemos. Ponemos todo sobre la mesa y aunamos esfuerzos y remamos hacia la misma dirección. Los proyectos continúan de la mano de los presidentes que suceden al anterior.
–¿Cuáles son los retos que se le presentan al club a corto o medio plazo?
–Pues uno de los principales es la propia capilla. No obstante, estamos abiertos a cualquier proyecto que pueda ayudar a la gente tanto en el ámbito cultural como el medioambiental o local. Tenemos que conseguir que los proyectos que hay se mantengan o se finalicen. Por ejemplo, a nivel de distrito, el 2201, al que pertenece el club, estamos en un proyecto digital para colaborar con la construcción de un centro educativo que quedó destruido por la erupción del volcán de La Palma. El mismo día 6, en el cambio de collares, haremos el hermanamiento con un club de Portugal que tiene un proyecto de acompañamiento de mentoring.
–¿Qué dificultades se interponen en la actividad de la entidad?
–Todavía estamos saliendo definitivamente de la pandemia, aunque suena a tópico. Intentamos todos quitarnos esa pereza de hacer cosas y esa preocupación. También hay que ilusionar a la gente para que pueda ayudar y aportar su granito de arena. Somos pocos en el club, así que cuantos más seamos, más cosas podremos hacer y más fácil serán las cosas.
–¿Qué proyectos abarca la entidad?
–Hacemos cenas benéficas para ayudar a la Fundación Kocina. y siempre hay pequeños proyectos en cartera: plantamos árboles autóctonos en la zona oeste, buscamos habilitar un espacio para bicicletas y patines en el colegio Pumarín, etc. También tenemos becas de ayuda en formación profesional y colaboramos en el ámbito universitario. Me gustaría retomar el de «Los protagonistas del mañana»,, parado por la pandemia, que consigue que los niños que becamos tengan una experiencia que les facilita avanzar como personas en un campamento en Canarias. Les abre la mente y les hace más tolerantes.
–Ya trabajan en el plan de rehabilitación de la capilla de San Esteban del Mar, en El Natahoyo. ¿Qué expectativas tienen?
–Estamos poniendo muchos esfuerzos. Con la capilla necesitábamos el consenso del Ayuntamiento y de los Jesuitas, por lo que llevó mucho trabajo y se dilató en el tiempo. No nos atrevemos mucho con los plazos, pero esperamos empezar en otoño. Creo que ya tenemos la mitad del dinero que necesitamos, así que podemos prever un futuro cercano con la capilla reformada. La gente se va animando, es algo que ya está encaminado. Ayudará a la gente de la zona, es bonito que los de El Natahoyo puedan utilizarlo.
–¿Gijón posee ese espíritu altruista que caracteriza al Club Rotario?
–Por ejemplo, a la cena benéfica que organizamos el pasado día 2 vinieron unas 170 personas. No está nada mal. En todos los sentidos, Gijón es bastante participativa, aunque a veces dé corte colaborar. Hay que estar convencido para ayudar a otros, que es una manera de agradecer lo que uno tiene.
–¿Considera que la figura del rotario está algo invisibilizada a nivel local?

Es cierto que se conoce poco. De hecho, uno de los desafíos es visibilizarla y que se conozca qué hacemos, cómo somos y que, en definitiva, estamos abiertos a la ciudadanía. Somos trabajadores o jubilados que creemos que las pequeñas cosas y los esfuerzos que hacemos son gratificantes, para ayudar al resto. El lema de Rotary es «Dar de Sí antes de pensar en Sí». Buscamos aportar nuestros conocimientos y lo que hacemos en el día a día para contribuir a que todo sea mejor. Los objetivos de Rotary son promover la educación, desarrollar las economías locales o luchar por la erradicación de la polio, un proyecto ambicioso que lleva años en marcha.

Diario La Nueva España

Sergio García

https://www.lne.es/gijon/2023/06/14/pequenos-esfuerzos-ayudar-resto-son-88666181.html